lunes, 22 de agosto de 2011

A veces, sobran los detalles

Tu y yo frente a frente, desnudos.

Un espejo en la pared, a medio metro de mi espalda. Un dildo pegado a él.

Nos besamos.

Mi pelo en tu mano. El dildo en mi coño. Tu polla en mi boca.

Mi mano en tus huevos, la otra acariciando mi clítoris.

La mano que agarra mi pelo marca el ritmo de la mamada, el mismo ritmo que siguen mis caderas mientras me follo el dildo.

Disfrutas de mi lengua en tu polla, de la saliva resbalando por su tronco, de la visión de mi coño acercandose y alejandose del espejo mientras es penetrado por el dildo.

En tu mano libre, una pala de cuero que azota mi culo. Se oye un restallido tras otro.

Nuestra respiración cada vez es más agitada.

Al fin el ansiado orgasmo, que recorre todo mi cuerpo, haciendo que se erice mi piel. Sigo chupándotela. Tu semen inunda mi boca.

Nos dejamos caer en la cama, exaustos. Hay que reponer fuerzas para el segundo asalto.